A veces olvidamos la importancia de los días vacíos, de cómo a veces puede ser tan importante no hacer absolutamente nada.
Un día, un solo día en el que no te empujas a ti mismo hasta el límite o no eres empujado por otros, puede parecer un día perdido. ¡Pero no lo es!
Lo más valioso que puedes hacer por tu mente, de vez en cuando, es dejarla descansar, vagar, vivir a la luz que cambia en una habitación con el tiempo.
No recuerdo mi último día vacío.